¿Hasta dónde las empresas son capaces de construir organizaciones conscientes frente a un inconsciente colectivo que rige nuestro día a día? Es una pregunta que está tomando cada día mayor fuerza y que en la mayoría de los casos se ha respondido con acciones para lograr “empresas socialmente responsables” o “empresas verdes”, sin embargo aunque es bueno, no se trata de esto.
Hoy esta pregunta se vuelve relevante ante un mundo que enfrenta cambios cada vez más dinámicos y sin control. Ya no se trata de tener el símbolo para cumplir con ser responsables, sino de construir organizaciones conscientes que permitan “empoderar” un propósito corporativo para impulsar una empresa ética centrada en el ser humano.
Estamos viviendo un nuevo paradigma en nuestra evolución que a su vez demandan las nuevas generaciones y que tiene que ver con la conciencia y la autenticidad. La mayoría de las empresas enfrentan un reto por la forma tradicional en que fueron construidas. Un modelo de control que busca avanzar desde el miedo, la competencia y el ego. Esto hace que se pierdan los verdaderos potenciales del ser humano y por ende, hoy se tiene en promedio un “employee engagement” del 30 por ciento a su liderazgo y marca (Gallup Group), con una productividad laboral de un 40% del tiempo de sus empleados. Si lo observamos en auto referencia desde el inconsciente colectivo de su organización, están recibiendo lo que están creando.
Estamos frente al reto de redefinir las bases para una nueva y mejor convivencia. Pasar de un “ego-sistema” a un “eco-sistema”. La forma en que se puede lograr es incluyendo al ser humano como centro de la estrategia. Hacia dentro de la organización, en el mercado y sus clientes, la sociedad y las relaciones de negocios que se tienen día a día. No es una simple ola de moda en conceptos de negocio, es un huracán de consciencia que quien no se de cuenta que lo tenemos atrás de nosotros, será arrasado por él.
En el último Foro Económico Mundial en Davos, se mostró un estudio de la riqueza mundial, dando como resultado que el 1% del planeta acumula más que el resto. Por otro lado, vemos que la sociedad cada vez esta más separada socialmente y polarizada políticamente. Vivimos en un mundo distorsionado que aplaude al rico y no toma en cuenta al pobre. Nos creemos separados. Hemos perdido la dignidad humana y nos enfrentamos al siguiente paso ante la inteligencia artificial. Todo esto nos pone en medio de la oportunidad para construir ese cambio que se requiere para convivir en un mundo mejor.
Los líderes empresariales pueden y tienen el compromiso con la sociedad de lograr el cambio. Es el momento de incluir en su propósito de negocio el construir un mundo donde se tome en cuenta al ser humano y aportar para regresarle la dignidad en todo el planeta. Crear organizaciones conscientes, que siendo libres del miedo, se comprometan y lo logren, y por ende, la utilidad sea el resultado y no el objetivo.
Esto cada día está tomando más vuelo; algunos ya lo están viendo y pocos están moviéndose. ¿Quienes serán las empresas que sobrevivan al huracán de la consciencia? Las que se comprometan con la ética del ser humano y todo lo que le rodea.
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